lunes, 10 de diciembre de 2012

Friederike. Franz Lehár




Friederike de Franz Lehár es un ejemplo de la llamada "opereta biográfica", un género popular en las primeras décadas del siglo XX. Típicamente, tales obras toman la forma de una anécdota romántica en la cual una figura histórica es la protagonista de una historia de amor agridulce. Lehár había ensayado previamente el género en Paganini (1925), que toma como punto de partida al famoso violinista.

Elegir al poeta Goethe como tema de una opereta era un acto arriesgado. Lehár estaba entusiasmado con el libreto original de Fritz Löhner y Ludwig Herzer, porque sentía que la historia de la atracción romántica de Goethe por Friedericke Brion, la hija de un párroco en Alsacia-Lorena, era un material perfecto para darle un tratamiento musical. Cuando la noticia de la composición de la obra se extendió por Berlín, aparecieron reacciones al proyecto en las publicaciones locales. Los intelectuales y los aficionados a la música ligera pensaron que el argumento era ridículo, mientras que la mayoría del público esperaba la nueva producción. La controversia ayudó a que se agotasen las entradas cuando Friederike fue estrenada en el Metropol Theater el 4 de octubre de 1928.

Friederike es representativa de la última fase de la "edad de plata" de la opereta, que está marcada por una tendencia hacia la esfera de la ópera "seria" y la música sinfónica, argumentos parecidos a los del cine y una escritura vocal influenciada por Puccini. La orquestación de Friederike es refinada en su uso de los contrastes de color y sus caracterizaciones musicales son precisas. La escritura vocal es descaradamente lírica, quizás porque Lehár estaba seguro de las habilidades de los intérpretes del estreno.

El compositor construyó el papel de Goethe sobre la voz de Richard Tauber, el famoso tenor austríaco que se había convertido en el más renombrado intérprete de la música del compositor y cuya voz y presencia en escena casi aseguraban el éxito de las últimas obras de Lehár. Tauber declaró una vez que él y Lehár era hermanos "sin el lujo de una relación de sangre". Lehár era así capaz de componer partes muy ambiciosas para el tenor y desarrolló la típica "canción de Tauber", que representaba un empuje dramático inicial que otros empezaron a imitar. Tales canciones en Friederike son "O Mädchen, mein Mädchen" y "O wie schön, wie wunderschön". Curiosamente, existen evidencias de que Tauber dudó al principio en interpretar el papel de Goethe. Por supuesto, al final aceptó el papel y esta decisión fue de gran ayuda para su carrera.

Friederike es una de las partituras más apasionadas de Lehár y, aparte de las canciones para la protagonista (interpretada en el estreno por la celebrada Käthe Dorsch), la mayor parte de los números correspondieron a Tauber. Aunque a algunos críticos no les gustó Friederike, al público sí y en un año se estaba interpretando en los teatros de toda Europa.

Escuchamos "O Mädchen, mein Mädchen" en la voz del tenor Fritz Wunderlich.


Maria Reining interpreta "Warum hast du mich wachgeküsst?" con la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Franz Lehár en una grabación de 1942.



lunes, 3 de diciembre de 2012

La condenación de Fausto. Hector Berlioz


La Damnation de Faust (La condenación de Fausto) es una obra para orquesta, voces, y coro, compuesta por Hector Berlioz (1803-1869), quien la llamaba "légende dramatique". Es una obra entre la ópera y la sinfonía coral. Berlioz escribió el libreto con ayuda de Almire Gandoniére, a partir de la obra de Goethe Fausto. Se estrenó en París el 6 de diciembre de 1846, en versión de concierto.
La condenación de Fausto se representa regularmente en salas de conciertos y ocasionalmente en escena como una ópera. Tres secciones de esta obra, la Marche Hongroise (Marcha húngara), Ballet des sylphes, y Menuet des follets se interpretan separadamente como piezas independientes bajo el título "Tres piezas orquestales de La Damnation de Faust."
La “Marche Hongroise” fue escrita por Berlioz para satisfacer a la audiencia durante su gira por Hungría, que si bien era parte del Imperio Austriaco ansiaba alcanzar su independencia. Uno de los símbolos de la lucha por la independencia fue el noble húngaro Francisco Rákóczi II, Príncipe de Transilvania, que a principios del siglo XVIII había liderado una rebelión contra los austriacos. Durante una fiesta en Viena, un músico le dijo a Berlioz que para conquistar al pueblo húngaro debía tocar música húngara, y le entregó una partitura de la “Marcha de Rákóczi”, canción folklórica en honor al héroe húngaro. Berlioz hizo un arreglo para orquesta que bautizó “Marcha Hongroise” y ejecutó en la ciudad de Pest con un enorme éxito. Por eso decidió incorporarla a La Damnation de Faust, y ubicó la primera parte de la obra en Hungría.

Vamos a escuchar la Marche hongroise en la versión de Zubin Mehta dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles en el concierto de los Tres Tenores de 1994.



Escuchamos el Ballet des sylphes y el Menuet des Follets en la versión de la Orquesta Sinfónica de Baltimore dirigida por David Zinman en una grabación de 1990.