jueves, 15 de septiembre de 2016

Sinfonía nº 2 en re mayor, opus 43. Jean Sibelius


La Sinfonía n.º 2 en re mayor, Op. 43, de Jean Sibelius es una sinfonía que comenzó a componer en el invierno de 1901 en Rapallo, Italia, poco después del exitoso estreno de la popular Finlandia, y terminó en 1902 en Finlandia. Sibelius dijo, «mi segunda sinfonía es una confesión del alma».

El barón Axel Carpelan, que puso el nombre del conocido poema sinfónico Finlandia, escribió al compositor poco después de su exitoso estreno, «Ha estado en casa de brazos cruzados un buen tiempo, señor Sibelius, es momento de que usted viaje. Pasará el otoño y el invierno en Italia, un país donde uno aprende el cantabile, el equilibrio y la armonía, la plasticidad y la simetría de las líneas, en un país donde todo es hermoso –incluso lo feo–. Acuérdese de lo que Italia significó para el desarrollo de Chaikovsi y de Richard Strauss». Aunque Carpelan era pobre, recaudó los fondos suficientes para que Sibelius se alojara en una villa de montaña cerca de Rapallo, Italia. En ella compuso las primeras notas de su segunda sinfonía.
Después de más de un año desde que escribiera los primeros motivos, se estrenó la segunda sinfonía por la Sociedad Filarmónica de Helsinki el 8 de marzo de 1902, bajo la dirección del propio compositor. Tras tres interpretaciones con aforo completo, Sibelius hizo algunas revisiones, y la versión revisada se estrenó el 10 de noviembre de 1903 bajo la batuta de Armas Järnefelt, en Estocolmo. Oskar Merikanto, que asistió al estreno, exclamó que esta nueva versión «había superado incluso las expectativas más altas».

Mientras que los críticos tuvieron reacciones mixtas tras el estreno de la sinfonía, el público en general admiró la pieza ya que su grandioso final fue conectado por algunos con la lucha por la independencia de Finlandia, provocando que incluso fuera popularmente bautizada como la «Sinfonía de la Independencia», ya que fue escrita en un momento en que el gobierno ruso sancionó el uso de la lengua finesa y su cultura. La reacción de Sibelius a esto ha sido ampliamente debatido; algunos afirman que él no tenía la intención de transmitir cualquier mensaje patriótico y que la sinfonía sólo fue identificada por otros como una composición nacionalista, mientras que otros creen que escribió la pieza pensando en una Finlandia independiente Finlandia. El compositor finlandés Sulho Ranta dijo, «Hay algo acerca de esta música —al menos para nosotros— que nos lleva al éxtasis; casi como un chamán con su tambor mágico».
La sinfonía ha sido considerada «una de las pocas creaciones sinfónicas de nuestro tiempo, que apunta en la misma dirección que las sinfonías de Beethoven». Sin embargo, Virgil Thomson escribió para el New York Herald Tribune que la sinfónica es «vulgar, autoindulgente, y provinciana, más allá de lo indescriptible»

La sinfonía está compuesta para una orquesta sinfónica formada por los siguientes instrumentos: 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 4 trompas, 3 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales y cuerdas.
Está escrita en cuatro movimientos:
  1. Allegretto – Poco allegro – Tranquillo, ma poco a poco ravvivando il tempo all'allegro – Poco largamente – Tempo I – Poco allegro
  2. Tempo andante, ma rubato – Poco allegro – Molto largamente – Andante sostenuto – Andante con moto ed energico – Allegro – Poco largamente – Molto largamente – Andante sostenuto – Andante con moto ed energico – Andante – Pesante
  3. Vivacissimo – Lento e soave – Tempo primo – Lento e soave – (attacca)
  4. Finale: Allegro moderato – Moderato assai – Meno moderato e poco a poco ravvivando il tempo – Tempo I – Largamente e pesante – Poco largamente – Molto largamente
La duración de la obra es de 45 minutos aproximadamente.

Movimiento I: En relación con la filosofía de Sibelius en el arte sinfónico, (escribió que «admiraba la gravedad de estilo y la lógica profunda [en la forma sinfónica] que crea una conexión interna entre todos los motivos») el trabajo crece casi orgánicamente a partir de un motivo de tres notas ascendentes escuchado al comienzo de la obra, que, después de aparecer bajo muchas formas a lo largo de toda la sinfonía (y, de hecho, forma la base para la mayoría del material) cierra con el dramático tema del final. De comienzo inestable y pastoral el motivo de tres notas subyace en toda la sinfonía. De forma invisible se van introduciendo nuevas frases, aunque muy relacionadas, creando un efecto como si de un rompecabezas se tratara. El tema completo se escucha únicamente en el clímax del movimiento.

Movimiento II: En su villa en Rapallo, Sibelius escribió: «Don Juan. Yo estaba sentado en la oscuridad en mi castillo, cuando un desconocido entró. Pregunté quién podría ser una y otra vez más — pero no hubo respuesta. Traté de hacerle reír, pero él permaneció en silencio. Finalmente el desconocido comenzó a cantar y es entonces cuando Don Juan supo de quién se trataba. Era la muerte». En el mismo pedazo de papel, escribió el tema de fagot de la primera parte del segundo movimiento, del cual emerge un bajo caminante en pizzicato por las cuerdas. Dos meses más tarde, en Florencia, esbozó el segundo tema, con una nota que dice «Christus», quizás simbolizando la muerte y la resurrección del movimiento, o incluso, Finlandia. Los eruditos sugieren también que Sibelius modeló el segundo movimiento en base a la Divina comedia de Dante. Sin embargo, Robert Kajanus, dijo que el movimiento «le golpea a uno como la protesta más descorazonada contra toda injusticia que amenaza en la actualidad de privar al sol de su luz y de nuestras flores su olor». El movimiento culmina con una tema ascendente en los metales, siguiendo por un motivo etéreo casi como una neblina en las cuerdas en divisi.

Movimiento III: Un scherzo energético en tonalidad menor con motivos rítmicos en las cuerdas es ardiente y rápido. Es seguido por una lenta sección en trío, con un solo de oboe de gran lirismo acompañado por los clarinetes y trompetas. Después de una intervención de trompeta, el scherzo se repite de nuevo. Kajanus, dijo, «El scherzo da una imagen de preparación frenética . Todos apilan la paja en el pajar, todas las fibras son tensadas y cada segundo parece durar una hora. Uno siente lo que está en juego en la contrastante sección en trío con el motivo del oboe en sol bemol mayor».

Movimiento IV: Sin pausa (attacca), el último movimiento, hacia el cual el resto de la sinfonía parece construirse, comienza gloriosamente tras llegar al re mayor, con temas colosales, fuertes, reales y triunfante, a menudo tomados del primer movimiento de la sinfonía. Muy similar a la Quinta sinfonía de Beethoven, el material transitorio entre los dos últimos movimientos se trae de nuevo una segunda vez para que la victoriosa tonalidad mayor pueda apreciarse de nuevo. Este movimiento, inspirado por la música del Romanticismo, es «música italiana que se ha ido al Norte». Kajanus escribió que el último movimiento «se desarrolla hacia una triunfante conclusión con la intención de despertar en el oyente una imagen más clara y segura de las perspectivas de futuro».

Escuchamos esta sinfonía en la versión de Leonard Bernstein dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de Viena. La grabación es de 1987.