miércoles, 1 de febrero de 2017

Fidelio, opus 72. Ludwig van Beethoven


Fidelio o el amor conyugal (título original en alemán, Fidelio oder die eheliche Liebe, Op. 72) es una ópera en dos actos con música de Ludwig van Beethoven. El libreto en alemán es obra de Joseph F. Sonnleithner, a partir del texto original en francés de Jean-Nicolas Bouilly que se había usado para la ópera de 1798 Léonore, ou l’amour conjugal de Pierre Gaveaux, y para la ópera de 1804 Leonora de Ferdinando Paer (Beethoven tenía una partitura de ésta). Es la única ópera que compuso Beethoven.

Como en otras muchas obras de la carrera de Beethoven, Fidelio pasó por varias versiones antes de lograr un éxito pleno. La ópera se representó por vez primera en una versión en tres actos en el Theater an der Wien de Viena el 20 de noviembre de 1805, con interpretaciones adicionales las siguientes dos noches. Mientras que esta primera versión a veces es llamada Leonore para diferenciarla de la versión final en dos actos, esto es incorrecto porque se estrenó como Fidelio.
El éxito de estas representaciones se vio muy dificultado por el hecho de que Viena estaba bajo ocupación militar francesa, y la mayor parte de la audiencia eran oficiales militares franceses. Después de este estreno, Beethoven se vio presionado por amigos para revisar y acortar la ópera para dos actos, y lo hizo con la ayuda de Stephan von Breuning. El compositor también escribió una nueva obertura (ahora conocida como "Leonore n.º 3"; véase más abajo). En esta forma la ópera fue representada por vez primera el 29 de marzo y el 10 de abril de 1806, con gran éxito. Ulteriores representaciones se vieron impedidas por una disputa entre Beethoven y la gerencia del teatro.

En 1814 Beethoven revisó la ópera otra vez más, con trabajo adicional en el libreto por Georg Friedrich Treitschke. Esta versión fue representada por vez primera en el Kärntnertortheater el 23 de mayo de 1814, con el título de Fidelio. Franz Schubert, con 17 años, se encontraba entre el público, pues había vendido sus libros escolares para obtener una entrada. Beethoven, que se estaba quedando sordo, dirigió a la orquesta, "ayudado" por Michael Umlauf, quien más tarde desempeñó la misma tarea para Beethoven en el estreno de la Novena Sinfonía. El papel de Pizarro fue asumido por Johann Michael Vogl, quien más tarde pasó a ser conocido por sus colaboraciones con Schubert. Esta versión de la ópera fue, finalmente, un gran éxito para Beethoven, y Fidelio ha tenido un papel importante en el repertorio operístico desde entonces.

Dos años antes de la escena inicial, el noble Florestán ha intentado poner de manifiesto ciertos crímenes del noble Pizarro. En venganza, Pizarro ha aprisionado a Florestán en secreto en la prisión de la que es alcaide. El guardián de la prisión, Rocco, tiene una hija Marzelline y un ayudante, Jaquino.
La esposa de Florestán, Leonora, acude a la puerta de Rocco en busca de empleo, vestida como un muchacho y haciéndose llamar Fidelio. Rocco la contrata. Obedeciendo órdenes, Rocco ha estado dándole raciones de comida cada vez más pequeñas a Florestán de manera que lo va debilitando día a día. Marzelline se enamora de Fidelio, rompiendo así el compromiso matrimonial que antes había realizado a Jaquino.

Acto I

Jaquino y Marcelina están a solas. Jaquino le pregunta a Marcelina cuándo accederá a casarse con él, pero ella le dice que nunca se casará con él, canta contenta porque está enamorada de Fidelio, que es Leonora disfrazada (Jetzt, Schätzchen, jetzt sind wir allein - "Ahora, querida, estamos solos"). Esta circunstancia remueve los celos de Jaquino, y se marcha. Marcelina expresa su deseo de convertirse en esposa de Fidelio (O wär ich schon mit dir vereint - "Si sólo yo estuviera ya unida a ti"). Rocco y Jaquino entran, buscando a Fidelio.
Entra Fidelio con unas cadenas compradas a buen precio, lo que confirma a Rocco que quiere a Fidelio como yerno, y malinterpreta su modesta contestación como muestra de su atracción oculta por su hija. Marcelina, Fidelio, Rocco y Jaquino cantan un cuarteto sobre el amor que Marcelina tiene por Fidelio (Mir ist so wunderbar - "Un maravilloso sentimiento me llena"), también conocido como el cuarteto del canon).
Rocco le dice a Fidelio que tan pronto como el alcaide se vaya a Sevilla, él y Marcelina podrán casarse. Les dice, sin embargo, que a menos que tengan dinero, no serán felices (Hat man nicht auch Gold beineben - "Si no tenéis el dinero de vuestra parte"). Fidelio le dice que quiere algo más, al menos tanto como el dinero: saber por qué Rocco no le permite ayudarlo en las mazmorras cuando siempre regresa agotado y sin aliento. Fidelio se entera de que hay calabozos profundos en donde a un prisionero cada día se le da menos alimentos. Fidelio quiere hacer todo lo posible por entrar en esos calabozos.
Marcelina ruega a su padre que mantenga a Fidelio lejos de tan terrible lugar. En lugar de ello Rocco y Fidelio cantan sobre la valentía (Gut, Söhnchen, gut - "De acuerdo, hijo, de acuerdo"), y pronto Marcelina se une a sus aclamaciones.
Se marchan todos salvo Rocco. Entra don Pizarro, al sonido de una marcha. Rocco le da a Pizarro un mensaje con una advertencia de que su prisión recibirá una visita sorpresa a modo de inspección ya que acusan a Pizarro de tirano. Pizarro exclama que no puede dejar que el ministro descubra al prisionero don Florestán, quien se cree que ha muerto. Decide matar de una vez por todas al prisionero Florestán (Ha, welch ein Augenblick! - "¡Ah! ¡Qué momento!"). Pizarro ordena que suene una trompeta cuando llegue el ministro. Ofrece dinero a Rocco para que mate a Florestán, pero se niega a hacerlo, con lo que Pizarro intentará hacerlo él mismo (Jetzt, Alter, jetzt hat es Eile! - "Ahora, viejo, ¡debemos apresurarnos!"). Pizarro ordena a Rocco que cave la tumba en los sótanos de la cárcel. Cuando la tumba esté preparada, Rocco deberá dar aviso para que Pizarro vaya disfrazado a las mazmorras, y mate a Florestán él mismo. Fidelio ha visto a Pizarro tramando algo, pero no ha oído lo que ha dicho. Queda agitado, pero sus pensamientos sobre Florestán (su esposo) la calman (Abscheulicher! Wo eilst du hin? ... Komm, Hoffnung, lass den letzten Stern - "¡Basura! ¿Dónde vas? ... Ven, esperanza, permite que la última estrella").
Jaquino le pide a Marcelina que se case con él, pero ella lo rechaza. Leonora (Fidelio), esperando encontrar a Florestán, le pide a Rocco que deje salir a los pobres prisioneros al jardín y disfrutar del buen tiempo. Marcelina se une al ruego, y Rocco está de acuerdo, en distraer a Pizarro mientras los prisioneros salen al patio. Los prisioneros, emocionados ante su libertad, cantan gozosamente (O welche Lust - "Oh, qué alegría"), uno de los pasajes corales más representativos de la época; luego, recordando que podían ser atrapados, pronto quedan quietos.
Rocco vuelve a entrar y le dice a Fidelio que ha tenido éxito con Pizarro: éste permitirá el matrimonio, y Fidelio podrá unirse a Rocco en sus rondas por las mazmorras (Nun sprecht, wie ging's? - "Habla, ¿cómo fue?"). Se preparan para ir a la celda de un prisionero que, dice Rocco, debe morir y ser enterrado en una hora. Leonora (Fidelio) queda tan afectada que Rocco intenta persuadirla de que quede atrás, pero ella insiste en ir. Conforme se preparan para salir, Jaquino y Marcelina entran apresuradamente y le dicen a Rocco que eche a correr: Pizarro ha sabido que los prisioneros están libres y está furioso (Ach, Vater, Vater, eilt! - "¡Oh, padre, padre, date prisa!").
Antes de que puedan moverse, entra Pizarro y exige una explicación. Rocco finge que están celebrando el santo del rey, y sugiere tranquilamente que Pizarro guarde su enfado para el prisionero en las mazmorras inferiores. Pizarro le dice que se apresure y cave la tumba, luego anuncia que los prisioneros sean encerrados otra vez. Rocco, Fidelio, Jacquino y Marcelina con renuencia cumplen la orden, los prisioneros vuelven tristemente a las celdas (Leb wohl, du warmes Sonnenlicht - "Adiós, cálida luz del sol").

Acto II

Rocco y Fidelio bajan a las mazmorras a cavar la tumba. Florestán está a solas en su celda, en lo más profundo de las mazmorras. Canta primero su confianza en Dios, luego cree ver a su mujer en forma de ángel que viene a salvarlo (Gott! Welch Dunkel hier! - "¡Dios! ¡Qué oscuro aquí!... In des Lebens Frühlingstagen - "En los días primaverales de mi vida"). Se desvanece por la debilidad. Rocco y Fidelio van a cavar su tumba y lo encuentran dormido. Conforme cavan Rocco urge a Fidelio para que se apresure (Wie kalt ist es in diesem unterirdischen Gewölbe! - "Qué frío hace en esta cámara subterránea"... Nur hurtig fort, nur frisch gegraben - "Sigamos trabajando y acabemos la tumba"). Este es el "dúo del cavar de la tumba".
Florestán se despierta y Leonora lo reconoce. Cuando Florestán descubre al final que está en la prisión de Pizarro, le pide que envíe un mensaje a su esposa Leonora, pero Rocco dice que es imposible. Florestán le ruega una gota para beber, y Rocco le dice a Fidelio que se la dé. Florestán no reconoce a Leonora pero le dice que será recompensado en el Cielo (Euch werde Lohn in bessern Welten - "Serás recompensada en mundos mejores"). Fidelio ruega a Rocco que le permita darle a Florestán un mendrugo de pan, y él accede. Florestán come.
Rocco obedece sus órdenes y suena la alarma para avisar a Pizarro, entra y pregunta si todo está preparado. Rocco dice que sí lo está y le dice a Fidelio que se vaya, pero en lugar de esto se esconde. Pizarro revela su identidad a Florestán, quien lo acusa de asesinato (Er sterbe! Doch er soll erst wissen - "¡Déjale morir! Pero primero debe saber"). Pizarro blande una daga con la intención de matar al prisionero, pero Fidelio se interpone entre él y Florestán y muestra su verdadera identidad. Pizarro alza su daga para matarla pero ella le obliga a desistir a punta de pistola.
Justo entonces las trompetas suenan anunciando la llegada del ministro. Jacquino entra, seguido por soldados, para anunciar que el ministro espera a la puerta. Rocco les dice a los soldados que escolten al alcaide Pizarro arriba. Florestán y Leonora se abrazan cantando su victoria al tiempo que Pizarro declara que se vengará y Rocco expresa su temor por lo que se avecina (Es schlägt der Rache Stunde - "Suenan las campanas de venganza"). La pareja sale al patio en mitad de los prisioneros, cantan un dúo de amor (O namenlose Freude! - "¡Oh, alegría innominada!").
Aquí se interpreta, a veces, la obertura "Leonora n.º 3".
Los prisioneros y los ciudadanos cantan al día y la hora de justicia que ya ha llegado (Heil sei dem Tag! - "¡Saludad al día!"). Don Fernando, el ministro, anuncia que la tiranía ha acabado. Entra Rocco, con Leonora y Florestán, y le pide a Don Fernando que los ayude (Wohlan, so helfet! Helft den Armen! - "¡Así que ayuda! ¡Ayuda a los pobres!"). Rocco explica cómo Leonora se disfrazó de Fidelio para salvar a su marido. Marcelina queda sorprendida. Rocco describe la trama de asesinato de Pizarro, y Pizarro es llevado a la prisión. Florestán es liberado de sus cadenas por Leonora, y la multitud canta alabanzas a Leonora, la leal salvadora de su marido (Wer ein holdes Weib errungen - "Quien tiene una buena esposa").

Escuchamos la versión dirigida por Leonard Bernstein con la Orquesta Filarmónica de Viena y el Coro de la Ópera del Estado de Viena. Los cantantes son: Gundula Janowitz, Lucia Popp, René Kollo, Hans Sotin, Dietrich Fischer-Dieskau, Manfred Jungwirth y Adolf Dallapozza. La puesta en escena es de Otto Schenk. La grabación es de 1978.