miércoles, 29 de mayo de 2013

Sinfonía nº 2 en si menor. Aleksandr Borodin



La Sinfonía núm. 2 de Aleksandr Borodin fue iniciada a principios de 1869 y concluida en diciembre de 1875. Eduard Nápravník dirigió el estreno en un concierto de la Sociedad Musical Rusa de San Petersburgo el 10 de marzo de 1877. Posteriormente, Borodin revisó la sinfonía y la versión final fue dirigida por primera vez por Nikolai Rimsky-Korsakov en San Petersburgo el 4 de marzo de 1879.

Esta sinfonía se compone de cuatro movimientos: Allegro, Scherzo prestissimo, Andante, Allegro.
    

El lenguaje melódico es único, el cual contribuye a que esta sea una de las sinfonías más originales del siglo XIX. Virtualmente la totalidad de las melodías de los cuatro movimientos son mosaicos de células, demasiado largas y con demasiada carácter propio para ser motivos y, desde luego, en exceso cortas y muy concentradas para ser melodías completas en sí mismas. La primera de estas células se escucha al principio, inmediatamente después de la primera nota sostenida. Después de esta figura de cuerda alterna con calderón, hace su entrada una célula en los vientos. Escuchamos la influencia de la música folclórica rusa, pero todavía ninguna verdadera melodía. Las dos células se alternan hasta que aparece una tercera en los violonchelos, de alguna manera más larga, más lírica, muy bella, pero sin ser todavía una verdadera tonada. Estas tres células son yuxtapuestas y variadas, pero no es posible un verdadero desarrollo temático a partir de materiales tan fragmentados.El amasijo del scherzo está basado en dos ideas que se acercan más a melodías reales que cualquiera de las del primer movimiento. La segunda es particularmente interesante por sus cautivadores síncopes. La levedad de este movimiento viene dada por la indicación del tiempo, prestissimo, y por su inhabitual tiempo de 1/1.La trompa ejecuta la única melodía completa de la sinfonía al principio del tercer movimiento. El final es nuevamente un mosaico de células. Es gracioso que una obra con tan pocas melodías reales, nos impresione como maravillosamente melódica. Las células son de tipo folklórico e incluso cantables, pero estructuralmente son diferentes de las canciones folclóricas.Borodin consideraba esta sinfonía como un retrato de su vieja Rusia. Se ha supuesto que el primer movimiento describe la reunión de los príncipes rusos, el movimiento lento recuerda a los antiguos Bayanos (equivalente ruso de los trovadores) eslavos y el final retrata un banquete de celebración de los héroes.

Escuchamos el primer movimiento en la versión de la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Jean Martinon en una grabación de 1959.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Concierto para piano y orquesta en la menor, opus 16. Edvard Grieg



El Concierto para piano y orquesta en la menor (Klaverkonsert i a-moll), opus 16, de Edvard Grieg es una de las pocas obras concertantes de su autor. Es el único concierto para piano y orquesta que Grieg llegó a finalizar.
En 1859 (o 1858), Grieg, con 16 años y siendo estudiante en el Conservatorio de Leipzig, asistía a la interpretación en la Gewandhaus del Concierto para piano y orquesta en la menor de Robert Schumann, que ofrecía Clara Schumann, su viuda. Su profesor de piano, E. F. Wenzel, era amigo de Schumann y le había inculcado el amor por la obra de él, amor que el joven músico conservaría toda la vida. Así, finalizados sus estudios en 1862, Grieg hizo su presentación como pianista y compositor en su ciudad natal noruega, Bergen, interpretando las Cuatro piezas op. 1 y el Cuarteto con piano de Schumann.
Esta afinidad se refleja en el Concierto para piano y orquesta en la menor (en la misma tonalidad que el de Schumann), aunque la personalidad del joven Grieg domina la partitura junto con influencias de la música folklórica de Noruega. Él tenía 24 años cuando lo compuso en 1868, viviendo en Søllerød, Dinamarca. La primera presentación fue el 3 de abril 1869 en Copenhague. Pese a la buena acogida que tuvo la obra (pues hasta Liszt llegó a tocarla en la visita a Roma en 1870 de Grieg, dejando admirado al compositor), Grieg la revisó siete veces, la última en 1906-1907, y ésta es la versión que se escucha hoy.
El Concierto para piano en la menor de Edvard Grieg consta de los tres movimientos tradicionales de los que un concierto pianístico se constituye:
  • Allegro molto moderato. El concierto comienza con un impetuoso redoble de timbal y una serie de acordes de gran esfuerzo. Este primer movimiento está escrito en forma sonata. El primer tema es presentado por el clarinete, y recogido luego por el solista con numerosos embellecimientos; el segundo tema, encomendado a los violonchelos, es de inequívoco sabor noruego. Durante el amplio desarrollo, el piano tiene muchos momentos para lucir sus cualidades líricas y virtuosísticas, con una soberbia cadencia y bellísimos pasajes en los que comparte protagonismo con la flauta y la trompa.
  • Adagio. Hermoso, de carácter intimista y soñador. Prescinde de los metales, a excepción de las dos trompas. El delicado tema principal es expuesto por la cuerda en sordina y tomado después por el piano, que con sus trinos parece reflejar un estado de beatitud primaveral. Un pasaje de transición da paso al movimiento final.
  • Allegro moderato molto e marcato - Quasi presto - Andante maestoso. Está construido sobre un tema de danza popular, alegre y rítmica, que contrasta con un segundo tema de gran lirismo presentado por la flauta. El concierto retoma el brío inicial y, tras la cadencia, finaliza de manera majestuosa y brillante.
Escuchamos el Adagio en la versión de Arthur Rubinstein y la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por André Previn en una grabación de 1975.